Como virgen muerta coronada, porque la vida es un laberinto sin salida del que busco liberarme: soy Aradnda, soy Teseo, soy hilo, soy Minotauro; soy virgen, soy muerta, soy coronada.
La conciencia de la muerte podrá tal vez liberarme un día, como quien en medio de una tormenta deja de temer mojarse y se entrega a la lluvia, se entrega al rayo. Quien tiene miedo, vive ya lo que tema.
En el absoluto no existen ni el pasado, ni el presente, ni el futuro, entre la vida y la muerte no hay gran diferencia; como esas monjas cuyos retratos se hacían sólo después de muertas, cuando su vida interior resplandecía más que en eso que llamamos vida.
Silvana Nuovo, Asunción, Febrero 2006